viernes, 25 de julio de 2014

2.2 OTRA ENSEÑANDO LA BATATA







Así el percal, ninguna abejia obrera se explicaba cómo La Reguñona, larga cual Giralda, alternaba tan bien con el mundillo enanil.

Mala era un rato, dándosela de licenciada y presumiendo, uniceja ella y buscando al Diego Rivera de Turno, de ser la reencarnación de Frida Kahlo. Hasta que pegó un coñazo monumental bajando las escaleras y se descubrieron los zancos que llevaba por piernas. 

Quedo espatarrada la loca, enseñando los 4 pelillos que le quedaban en la entrepierna... y al ponerse en pie resultó que era la mas enana del panal, con la excepción por supuesto del que seguía volteretas abajo.

Salió corriendo a colocarse los zancos nuevamente, entre las risas de todo bicho, mientras el resto de profesores juntaban dinero para comprarle unas bragas de mercadillo que tapasen tan arrugadas partes pudendas.

Dos cosas me escamaron:

- Que una pata palo se quedó astillada cumpliendo con su ilusión de emular a Frida Kahlo a cada paso... nunca mejor dicho.

- Que siendo la única que sabía leer, le tendiera pleitesía al Churro.

Ambas muestras de buena y mala suerte curiosamente significaban luego lo contrario, emular a la pintora fea la dejaba en cuestión y las genuflexiones al clan enanil le daban lao y le aseguraban no perder la vida ¿por qué?

Y así de repente me descubren entre las abejitas currantas y temblonas y me invitan al bar Baldomero a una reunión extraña.